Obsesiones eléctricas
Cada día iba a mas…era difícil saber porqué, con una frecuencia ascendente, primero de manera sutil, casi imperceptible, luego de forma notable y finalmente con una intensidad arrasadora, aparecía compuesto, una y otra vez, su nombre en la pantalla. Bueno, tampoco era su nombre, su alías, el usuario, el identificador en una red social…ni siquiera se acompañaba de su foto; una estampa infantil de guerreros de cuentos fantásticos…tan adorable…pero, ¿porqué? Se repetía una y otra vez. Lo cierto es que la velocidad con la que sus torpes dedos con las teclas, juntaban las que hacían su alias…se acompañaba de pulsiones, descargas…eléctricas; eso era!
Si, era magnetismo, pero no solo eléctrico, era global. Cómo miraba la estampa del guerrero cada vez que se apoderaba de la pantalla del ordenador acompañando a un nuevo mensaje, un montón más de letras, más palabras, más y más órdenes magnéticas a su cerebro…
Tras unos días comenzaron a dolerle los ojos, sufría de jaqueca, era tal la intensidad con la que miraba una y otra vez aquella pantalla. Andaba todo el día acelerada, esperando el momento mágico en que, tras la pantalla, nuevamente sus dedos compusieran aquella palabra inmensa de su alias, puerta de entrada a un sinfín de sensaciones emocionantes…una marea de estímulos canalizados por diferentes corrientes…eléctricas, electromagnéticas.
Pero tanto magnetismo, se acompañaba de un cierto escepticismo; no había esperanza. Ni la estampa se haría real, atravesando la nube electromagnética, ni ella, que solo de vez en cuando se reconciliaba con su género y tras aderezarse un poco, lograba una cierta apariencia femenina, alejándose de su sesudez, creía en las historias chica-chico, a estas alturas, visto ya de todo…era como creer en los reyes magos…
Después de mucho darle vueltas por las mañanas, prometiéndose que no lo haría mas, que no se sentaría a la orilla de la red social, a esperar una nueva aparición, un nuevo y breve intercambio de mensajes, cifrados, medidos a 140 letras…volvía de nuevo a tumbarse, cada tarde, en aquella espera emocionante, de la imagen y las letras. Un día todo cambió…
Como si las letras cobraran vida, compusieron un “TE QUIERO” inargumentado, solo, probablemente retórico y carente de contenido…todo lo sabía, todo lo pensaba, pero…solo quería volver a ver esas letras, procedentes de aquel alías, destellando refulgentes en la pantalla…”TE QUIERO” volvió a repetir…jo!
Fuera como fuera, tuviera sentido o no, daba igual,tras tantos días de seguir los mensajes (la mayoría no le interesaban la verdad, pero se esforzaba en que así fuera, algún día conseguiría que le interesasen, pensaba…), de mirar magnéticamente la estampa, (que a veces a modo de pequeña “tortura” la cambiaban, haciéndola suplicar que volviera a la anterior; no era lo mismo); aquellas palabras resumían todo lo que quería ver, pensar, sentir…aislándose por unos momentos en su superficialidad y disfrutando de ella, ¿por qué no? ¿Por qué no darse un paréntesis de frivolidad, de inconsciencia en su vida?, sí, lo haría…
Vibró por completo y la felicidad parece que no hacía mas que empezar, pues aún no acababan de volar las palabras en su cabeza, cuando apareció en un nuevo mensaje un número de teléfono y un “¿te llamo?”…GUAU!! “¿t e l l a m o?” y por si había duda, acompañado de un “¿ahora?”…¡oh! ¡oh! ¡oh! ¡¡¡cielos!!!
…su voz, podría oír su voz…sería real, la playa, la marea esta vez le traería su voz…
Aún así, pudo recomponer la suficiente frialdad como para no parecer ansiosa “hablamos mañana”…¡¡¡mañana!!!
-¿Qué te gusta hacer?
-Pues…podría estar todo el día en el mar, sintiendo el murmullo de las olas…
-Mirar el horizonte marino en la hora que esconde al sol…
-Besar…
Las palabras, como el tacto de las yemas de los dedos, antaño acariciaban las teclas, ahora acariciaban tenuemente los lóbulos de los oídos del otro; luego acariciaban sus mentes y volvían a salir palabras que antes de tocar el aire, estallaban como besos un instante antes de abandonar los labios…excitante, intenso, sensual…
No volvería a teclear las letras de aquel alías, ni la pantalla le devolvería jamás aquella infantil estampa. Pero muchas veces volvió a recordar aquel tacto hecho besos, aquellos besos pintando poemas sobre su piel. Nunca volvió a sentir un amor mas grande…porque el amor, no es mayor que el recuerdo de haber amado y qué hay mas perfecto e inalterable, que aquello que permanece por siempre en la memoria, donde el tiempo se hace real, ensanchándose y alargándose, lo que dura una vida…en la superficie que no en el fondo, de la playa…de una red social…